El año 2020 pasará a la historia como el año del cambio, como el año de la era Online.
Durante el año 2020 nos enfrentamos a una situación a nivel mundial sin precedentes, la pandemia del COVID-19, suceso que nos orilló a un aislamiento social, impidiéndonos llevar a cabo nuestras actividades como habitualmente lo hacíamos.
¿Qué desencadenó?
El aislamiento social nos llevó a modificar nuestro estilo de vida, al no poder convivir y tener aglomeraciones de grupos de personas, nuestra interacción presencial se vio limitada y fue necesario adaptarnos con las herramientas tecnológicas y virtuales a nuestro alcance.
En estos días los negocios online tuvieron un importante incremento en su desarrollo y ventas, ya que, al no poder acudir a centros comerciales o supermercados, las compras online como alternativa fueron fundamentales.
En esta misma línea, muchas actividades migraron de manera forzada al entorno online, reuniones virtuales, home office, entre otras actividades.
La modalidad virtual ya era algo existente; sin embargo, no era lo habitual para muchos, se trataba de una modalidad poco utilizada y poco explorada para algunos, pero con grandes perspectivas a futuro.
¿Y la educación?
La educación online ya existía, teníamos cursos en línea, clases a distancia, talleres virtuales; sin embargo, al igual que el resto de actividades, no era lo habitual, era una modalidad únicamente para quienes así lo buscaban.
Era una alternativa de estudio para tomar clases a tu propio ritmo, tomar clases de manera remota por cuestiones de distancia o tiempo. Se trataba de estrategias de aprendizaje, dirigidas principalmente para jóvenes o adultos en temas especializados.
La educación estos días…
En estos días de aislamiento, las instituciones educativas tuvieron que dar un giro brutal en sus estrategias de enseñanza, pues de manera forzada y abrupta, tuvieron que migrar a la modalidad online.
Nadie lo esperaba y mucho menos estábamos preparados para ello; sin embargo, ha sido un reto para todos los profesores cambiar este paradigma, así como reinventarse para transmitir conocimiento en un nuevo esquema educativo.
Para algunos el simple hecho de interactuar con los dispositivos tecnológicos en mayor profundidad de lo habitual fue un gran paso, posteriormente, conocer los medios virtuales y plataformas de apoyo para estar en comunicación con sus alumnos, otro gran reto, para finalmente y quizá lo más complicado, implementar las estrategias pedagógicas para hacer de las clases online una experiencia significativa.
El COVID-19 nos ha enfrentado a nuevas experiencias, ha sido un catalizador del cambio y nos ha forzado a cambiar nuestros paradigmas, ya que todas las estrategias empleadas se visualizan magnificadas y nos orillan a ir optimizándolas día a día.
Estos días, si bien han sido difíciles y un reto para alumnos, padres y maestros, están sentando las bases para un cambio que nuestro sistema de educación necesita urgentemente.
Estamos viviendo un punto de inflexión del cual ya no debe haber vuelta atrás, todos esperamos regresar a la cotidianidad, a nuestras vidas habituales, pero, la realidad es que no será así, el cambio ya está sembrado y tendremos que adaptarnos a nuevos tiempos.
Si bien, la educación presencial aún no puede ser sustituida, muchas herramientas y estrategias pedagógicas si deben ser actualizadas para las nuevas generaciones, vivimos en un mundo diferente incluso al de 10 años atrás.
Los niños de hoy viven una realidad muy distinta a la que nos tocó vivir, su formación y sus habilidades deberán ser distintas para enfrentar los nuevos retos del mundo que vivirán en su adultez.
Después del 2020 y del COVID-19 si no cambiamos, significa que no aprendimos nada…